Al final de nuestra reflexión sobre la realidad que nos plantea el mundo y la Iglesia y después de un arduo discernimiento, creemos que el Espíritu Santo nos invita a lo siguiente:
CONSAGRACIÓN:
1. Adoptar, conocer y practicar un método de discernimiento común y hacerlo un instrumento de vida en la comunidad y en la provincia.
2. Enriquecer nuestra experiencia de Dios a través de la oración personal y comunitaria propia de la Espiritualidad de la Cruz, la retroalimentación comunitaria y la solidaridad con los que sufren.
3. Promover la profundización, vivencia, y actualización de nuestra identidad carismática a través del retorno sapiencial al Evangelio, la lectura asidua de Nuestras Fuentes y la acogida crítica de los desafíos que la realidad nos plantea.
4. Redescubrir la radicalidad y lo profético de ser Misioneros del Espíritu Santo en Estados Unidos haciendo opciones claras y coherentes a nivel personal, comunitario y provincial.
COMUNIÓN:
1. Cultivar la madurez humana, conociendo y aceptando con humildad la propia historia personal, con sus dinámicas de vida y muerte, enfatizando especialmente, el aspecto psico-afectivo. Pide también que nos abramos a los demás con sinceridad y libertad, en un diálogo maduro y fraterno como condición necesaria para erradicar el individualismo y fortalecer así entre nosotros el espíritu de cuerpo.
2. Seguir propiciando entre nosotros relaciones adultas donde haya escucha auténtica entre personas que se saben frágiles, caminantes y necesitadas del otro, para construir comunidades sanas en las que el encuentro es fraterno y asertivo y se vive el espíritu de familia querido por Nuestro Padre.
3. Buscar una conversión integral que favorezca el crecimiento humano desde una óptica de fe, reconoce la misión a la que Dios nos ha llamado, hace de la comunidad el centro afectivo y nos lleva a una vida significativamente profética.
4. Crecer en nuestra identidad personal como Misioneros del Espíritu Santo y a desarrollar armónicamente nuestra persona en torno a nuestros valores y convicciones y fortaleciendo el sentido de pertenencia.
MISIÓN:
1. Reestructurar nuestros campos de misión en fidelidad a nuestra identidad carismática y con un discernimiento sistemático e inculturado.
2. Prepararnos profesionalmente para el ejercicio de nuestra misión, con una visión clara y con planes comunes, concretos y evaluables.
3. Optimizar el servicio a los distintos destinatarios de nuestra misión, y colaborar eficazmente con ellos, partiendo de la categoría Pueblo Sacerdotal.
4. Establecer acciones y favorecer actitudes de solidaridad con quienes sufren.
Monday, April 19, 2010
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